Cómo pintar superficies de acero galvanizado.

Publicado el : 26/02/2016 22:14:32
Categorías : Bricolaje , Trucos de bricolaje

Indice de contenidos:

¿Qué es el acero galvanizado?

El acero galvanizado es un tipo de acero que está recubierto por unas cuantas capas de zinc. De esta forma hacemos que el acero sea más resistente y duradero protegiéndolo de la oxidación y la corrosión provocadas por la humedad y la corrosión ambiental provocan en el hierro.

El acero galvanizado es más débil que el acero inoxidable. Esto es debido a que el acero galvanizado no está preparado para lidiar contra la oxidación frente a largos períodos de tiempo; ya que únicamente contiene una capa de recubrimiento corrosivo externa que se va debilitando con el paso prologando del tiempo y la afectación de las condiciones exteriores (agua, daños ambientales, etc). 

La elaboración de las piezas recubiertas con acero galvanizado primero se realizan de manera individual y luego se aplica la galvanización, la forma más usual de realizar este proceso es hacer la inmersión en caliente y a través de una aleación química (que mezcla el acero y el zinc) finalmente queda el zinc en el exterior y el acero por la parte interna.

Imprimaciones para superficies de difícil adherencia.

En nuestra vida cotidiana es muy común encontrar objetos fabricados en acero galvanizado como es el caso de puertas de garaje, trasteros, buzones, vallas y diferentes elementos constructivos de la vivienda tales como arquetas, puertas de contador o incluso las tuberías de evacuación de agua procedentes del tejado. El acero galvanizado recién salido de fábrica posee un acabado liso, brillante, sin defectos ni señales de corrosión. Lamentablemente este aspecto tan lustroso no dura demasiado en el exterior ya que la lluvia, el sol y la neblina lo deterioran con mucha facilidad. El efecto corrosivo se ve intensificado en zonas de montaña y costa, siendo el salitre uno de los mayores enemigos de este material.

Cuando el acero pierde su protección galvánica no queda otra cosa más que el acero desnudo, sin ningún obstáculo para que el óxido provoque daños irreparables si no actuamos con rapidez. Una vez que el acero galvanizado pierde su protección galvánica es importantísimo protegerlo cuanto antes con una pintura específica de calidad. Para el proceso de pintado de superficies galvanizadas no vale cualquier pintura de las que se aplican para pintar acero común. Por ello es muy importante seguir un proceso de pintado apropiado para conseguir buenos acabados y que la pintura se adhiera correctamente en el soporte galvanizado. Así evitaremos que la capa de acabado se pele obteniendo obteniendo un resultado como el que podemos apreciar en esta puerta de garaje donde la pintura se ha despegado completamente al no haber empleado una imprimación adecuada para este fin.

Puerta galvanizada con pintura saltada

Puerta galvanizada y pintada sin imprimación

Listado de consejos para pintar correctamente sobre una superficie galvanizada:

Pintar sobre acero galvanizado no es una tarea que requiera de una gran experiencia. De hecho, cualquier aficionado al bricolaje puede conseguir buenos resultados si sigue las instrucciones que los propios fabricantes detallan en las imprimaciones para pintar superficies de difícil adherencia. Siguiendo dichas instrucciones y algún que otro consejo que explicaremos a continuación conseguiréis una protección óptima del metal y podréis finalizar la tarea aplicando un esmalte de acabado del color que más os guste.

Consejo 1. El modo de aplicación de una base de imprimación sobre una superficie galvanizada no es muy diferente al modo que se emplea para pintar superficies viejas de pintura. En primer lugar tenemos que eliminar cualquier resto de óxido existente en la superficie ayudándonos de una lija, una espátula o un cepillo de alambres. Es muy importante eliminar por completo toda la pintura si queremos conseguir un acabado totalmente liso y sin escamas de pintura que, tarde o temprano, se acabarían soltando. A continuación lijaremos de manera homogénea toda la superficie, incluso aquellas zonas donde la corrosión no haya afectado el galvanizado, para garantizar así una fuerte adhesión de la imprimación sobre el material.

Consejo 2. Una vez lijada completamente la superficie tenemos que eliminar todo resto de polvo que haya podido quedar. Para esta tarea es preferible emplear un trapo de algodón impregnado en disolvente para que los restos de polvo queden adheridos en el trapo con mayor facilidad.

Consejo 3. Este tipo de imprimaciones para superficies de difícil adherencia pueden ser aplicadas mediante rodillo, brocha o pistola. En el caso que nos ocupa lo más recomendable es su aplicación a pistola ya no tanto por el acabado más limpio y homogéneo que se consigue sino porque a pistola se puede aplicar una capa más fina de imprimación. Se tiende a pensar que es más conveniente aplicar gruesas capas de pintura con el objetivo de conseguir una mayor protección del metal. En parte es lógico pensar que a mayor grosor, mayor protección. Pero lo que no se suele tener en cuenta es que las capas de pintura gruesas sufren más tensiones debido a las dilataciones y vibraciones del propio metal, siendo bastante común que se cuarteen y terminen desprendiendo capas de pintura finas y homogéneas. Es por ello que aconsejamos emplear la pistola para aplicar dos capas finas, la primera capa con una ligera mezcla de disolvente “nitro” y con baja presión de aire para evitar un espolvoreado excesivo.

Consejo 4. Entre cada capa aplicada respetaremos los tiempos de secado y repintado indicados por el fabricante y que variarán dependiendo de la temperatura ambiente. La gran ventaja de aplicar capas finas de pintura mediante pistola hace que este paso no sea tan estricto, pudiendo continuar con la segunda capa cuando la primera esté seca al tacto. Una vez aplicada la última capa de imprimación para superficies de difícil adherencia estaremos listos para el último paso de nuestra tarea, que es la aplicación de la pintura de acabado.

Conclusiones de nuestro trabajo. La tarea de pintar superficies que constan de protección galvánica deteriorada y signos evidentes de corrosión puede ser realizada de forma sencilla por cualquier usuario. Lo más complicado de esta tarea, sin lugar a dudas, es la elección del esmalte que aplicaremos sobre la imprimación para que combine de manera acertada con el resto de objetos de nuestra vivienda… o sea que… suerte!

Usos del acero galvanizado

Las piezas de acero elaboradas a través del proceso de galvanización en el ámbito industrial tienen una alta durabilidad, pudiendo llegar hasta los 80 años con un mínimo o incluso nulo mantenimiento. 

Hay algunos objetos de acero  que no aceptan este tipo de material ni la elaboración con el zinc fundido, sobre todo cuando hablamos de piezas de pequeño tamaño. La alternativa que encontramos para este tipo de productos es usar cromo a través de una aleación con acero inoxidable, que aporta menor durabilidad.

Debido a esta gran ventaja frente a la competencia y otros tipos de materiales, el acero galvanizado es muy usado para maquinaria, vehículos, infraestructuras, etc.

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